Discapacidad. Una cuestión de actitud

 

 

Frecuentemente escucho a pares decir que sufren una discapacidad. Es normal esa expresión en la dialéctica de la sociedad cuando se habla de una situación de vida que afecta aparentemente al 10% de la población mundial.

 

Mas allá de lo habituados que estamos de expresarnos de esa manera, pensemos por un momento en el significado de nuestras palabras. Al decir que una persona “sufre” la discapacidad le estamos otorgando al hecho o situación una actitud de lamento o depresión. Esto no tiene que ser necesariamente así.

 

Es verdad que una persona con una discapacidad física atraviesa por una gran cantidad de dificultades para moverse naturalmente en la sociedad en las que alguien convencional no siempre repara. Barreras arquitectónicas, discriminación y necesidades especiales hacen que convivir con una discapacidad se vuelva un desafío.

 

Al no respetarse plenamente las leyes relacionadas a la equiparación de oportunidades, sumado a la desigual situación económica por la que aún atraviesa el país y a los superficiales ejemplos de éxito que la realidad nos muestra, suele ocasionar que quienes viven esta realidad necesiten de un esfuerzo mayúsculo para integrarse a la comunidad.

 

Si nos guiamos por la simple visión de los sentidos, vemos un camino muy complicado. Esta percepción crea las diferencias al hacernos creer que lo verdadero es aquello que el sistema social de creencias fija como cierto, sin que nuestro intelecto intervenga. Es el medio externo el que nos separa y nos hace creer que la vida es sufrimiento. Al fijar nuestra atención en las carencias, creamos una realidad acorde.

 

Pero es posible también tener otra percepción de la realidad. Cuando vamos a nuestro interior somos libres. Allí no existen las barreras y podemos crear la realidad que soñemos. Podemos vivir y hasta disfrutar plenamente la vida con discapacidad.

 

A lo largo de la historia, hay un montón de ejemplos de gente que con claridad de visión y persistencia, logró sobreponerse a las adversidades y triunfó en su misión. Por más dura que la realidad parezca ser, es factible descubrir esa llama interna que nos permita alcanzar resultados extraordinarios.

 

Por lo tanto, ante este tema, prefiero no juzgar los hechos sino sentir con el corazón y dejar que los pensamientos vuelen. Por experiencia personal, se que las mayores limitaciones se encuentran en nuestra propia mente y en cuánto nos animemos a explorar allí. La libertad y el entusiasmo también se encuentran allí. Es una cuestión de elección, conciencia y actitud ante la vida.

 

 

Lic. Ciro Gabriel Avruj

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