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“Por sobre las nubes más oscuras siempre brilla el
Sol, todo es cuestión de volar alto”
Mi nombre es Ciro
Gabriel Avruj, vivo en Buenos Aires y tengo 29 años. En mi familia más
cercana, con la que tengo una excelente relación, somos cuatro: todos
profesionales con la misma vocación de servicio y anhelo de una sociedad más
justa. Mi
infancia fue normal: concurría al colegio, compartía espacios con amigos y tenía
hobbies. Desde pequeño fui de carácter algo tímido y aparentemente parco pero
sensible, teniendo cualidades de competencia y siempre intentando brillar
en mi función. Participé
en el movimiento Scout, donde, como guía de patrulla, conviví en campamentos,
actividades y me esforcé por experimentar el lema “siempre listos para
servir”. También me interesé por la pesca deportiva y me destaqué
representando a mi club en varios campeonatos de la especialidad, individual y
por equipos. A
los 14 años viví un hecho trágico que revolucionó por completo mi vida. Me
dirigía a la localidad de Junín con unos amigos a pescar. A mitad de camino,
de repente, chocamos de frente contra un camión. El brutal accidente en el cual
murieron dos de mis amigos me ocasionó una cuadriplegia por lesión medular
C4-C5-C6. Desde entonces mi vida fue diferente. Los
primeros tres años después del accidente fueron durísimos: internaciones,
depresiones, broncas, no querer ni poder salir de la cama. Para mi familia también
fue una época difícil: angustia e incertidumbre, sumado a problemas económicos
agravaron la situación. Durante la segunda etapa de este período estuve
internado en ALPI y fue así como vi que no era el único en esta situación. Nuevamente
en casa, de a poco fui comenzando con algunas actividades bajo la nueva realidad
de desplazarme en silla de ruedas. Retomé el secundario y me inserté muy
parcialmente en CompuLine, una empresa familiar dedicada a las comunicaciones y
telecomunicaciones, donde realizaba tareas varias de oficina. Con la colaboración
de asistentes empecé a salir de casa y a relacionarme con amigos y amigas.
También me empiezo a interesar por el camino espiritual ... Debí
enfrentar, aunque no con facilidad, la discriminación (al no ser aceptado en el
colegio al que anteriormente concurría), las barreras arquitectónicas (en mi
propia casa, en la nueva escuela y en casi todas partes), la indiferencia (de
algunos “amigos”), broncas por tener que adaptarme forzosamente a esta
situación, etc. Quiero
destacar que el apoyo y la compañía familiar fue permanente e importantísimo
para ayudarme a salir del pozo y guiarme en lo que vendría. Han
pasado casi quince años de este segundo nacimiento. Hoy la historia es
diferente ... Después
del tiempo que me llevó comenzar a readaptarme, puedo contar con orgullo otros
planes. La rehabilitación física fue significativa pero no suficiente, la
rehabilitación mental, emocional y espiritual es la más importante y no se
termina nunca, está en constante evolución. Así es que hice lo necesario para
formarme y desarrollarme integralmente: estudiando, trabajando, investigando,
estando de novio, paseando, viviendo solo, ayudando, viajando, conociendo,
emprendiendo, viviendo... Tuve
que descubrir que para poder desenvolverme exitosamente en el mundo tenía que
desarrollar al máximo todas las potencialidades, principalmente las no
afectadas directamente con el físico que es limitado. Luego
del secundario, donde debía subir a diario un piso por las escaleras con la
colaboración de no menos de cuatro compañeros, llegó el sueño de la
facultad. Entre las varias averiguaciones que hice intentando encontrar un
equilibrio entre las necesidades de buenos contenidos formativos, accesibilidad
arquitectónica y compatibilidad de posibilidades, me decidí por la Universidad
de Belgrano. Concurrí seis años, respetando turnos de exámenes y arribando
siempre a horario a las clases. El
título que obtuve allí es de Licenciado en Administración aunque mi
repertorio de estudios es más amplio que el de las ciencias económicas ya que
considero que la formación debe ser integral. Por eso es que realizo
permanentes capacitaciones relacionadas principalmente al desarrollo humano y a
la educación inspirada en valores humanos. Por supuesto que concurro también a
cursos y conferencias sobre temas ligados directamente a la globalización, el
marketing y los negocios que estarían
aparentemente más relacionados con mi carrera, pero creo que es fundamental
concentrarse en los valores base que sostienen cualquier conocimiento técnico. He
tenido la oportunidad de conocer diferentes culturas y modelos y trabajado
voluntariamente en ámbitos desde donde se toman decisiones. Éstas experiencias
me ratifican que el gran cambio que visualizo, un nuevo paradigma que ya estamos
viviendo, se dará por una apertura de la conciencia hacia una interacción
entre las bondades que la ciencia y la tecnología nos proporcionan con las
verdades universales eternas. Trabajo
como voluntario en distintas ONGs relacionadas a temas como equiparación de
oportunidades, integración de personas con discapacidad, liderazgo inspirado
por valores, apertura de conciencia y educación para la paz. Por
1992 creamos con mi padre el Grupo Sin Barreras -Primer Emprendimiento Integral
Latinoamericano para la Apertura de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y
Discriminatorias-. Esta empresa, dedicada a la construcción, al asesoramiento y
a la concientización sobre la importancia de crear espacios accesibles a todas
las personas fue el puntal desde donde desarrollé gran parte de mi actividad.
Construimos un edificio que es único por sus características, se encuentra en
el barrio de Belgrano y en uno de sus dúplex vivo actualmente. Trabajando
en Sin Barreras pude conocer en profundidad la temática de la discapacidad
desde otro espacio, no solo desde mi propia vivencia sino también en lo
comunitario. Tuve la oportunidad de disertar en colegios, universidades y otros
lugares de concurrencia masiva. Además, como activistas, realizamos campañas
tendientes a la integración guiados por esta visión holística. Implantamos el
tema en la sociedad y concretamos exitosamente algunos proyectos. Uno de estos
logros derivó en la instalación de ascensores en las últimas estaciones de
subterráneo construidas. Con
el correr del tiempo me uní a participar de distintas organizaciones y redes
tales como Conciencia Sin Barreras, la Asociación Abilities Argentina, Misiones
Unidas, Redepaz y la Mesa de Concertación Juvenil CBA. Durante
esta etapa recibí, además de la educación formal, enseñanzas muy ricas por
parte de familiares y amigos y también de profesores y filósofos, algunos de
ellos los conocí personalmente y otros por libros. Al adentrarme en esta
corriente mi universo se amplió mágicamente. Podría
nombrar a Robert Happé, Ken O’Donell, Neale Donald Walsch o Deepak Chopra. También
he visto películas interesantes para recomendar que responden a esta visión:
“Don Juan de Marco”, “Matrix”, ”Lancelot”, “El pequeño Buda”,
“Gandhi” o ”The Truman Show”. 1997
fue un año importante en todo sentido. Lo inicio en Estados Unidos de
vacaciones con un amigo. Ya en casa me intereso por la política y comienzo a
investigar el tema visitando partidos. Continúo con una actividad que me
produjo gratificaciones: concurrir a visitar a los pacientes internados en ALPI
para intentar sembrarles entusiasmo. Por septiembre, en un congreso sobre
accesibilidad conozco a quien sería mi novia por los siguientes años: una
chica excelente y con un carácter muy especial. 1999
fue otro año que me marcó. Viajé a la India para conocer personalmente a mi
maestro Sathya Sai Baba. Fueron tres semanas de aventura en las que aprendí una
idiosincrasia y cultura diferente. Al volver, hice escala en Europa y tuve la
fortuna de visitar al Papa Juan Pablo II. Ya en Buenos Aires se me vuelve a
presentar otra oportunidad increíble al estrechar la mano de S.S. el Dalai
Lama, quien estaba de visita por el País. Un período espiritualmente fuerte...
Ese año, motivado por las experiencias vividas, rindo mis últimos diez exámenes
de facultad y decido conformar con unos amigos un anhelado proyecto, el Grupo
GEMA (Generando Espacios para un Mundo Abierto) -jóvenes por la paz-. Actualmente
soy consultor en nuevos paradigmas en integración. Desarrollo una amplia y
fructífera actividad comunitaria en todo lo relacionado al emprendimiento
social, al fortalecimiento de la sociedad civil y a mi propia búsqueda de
desarrollo personal. En
las últimas semanas descubrí también otra posibilidad poco experimentada
previamente: la del deporte. Practicaba esporádicamente natación con mi padre,
utilizando visor y snorquel. Pero desde hace algunas semanas empecé a jugar
también al tenis de mesa. Hoy es solo una recreación pero quién sabe en un
futuro... Por
mi desempeño he sido honrado con los Premios “Aplauso Munai 1997” y
“Bienal ALPI 1999”. Dichas distinciones son reconocimientos por la superación
de la discapacidad y la lucha diaria por la mejor calidad de vida de todas las
personas. Recientemente he sido nominado al premio “Entrepreneur 2002” por
ser considerado uno de los emprendedores del año, en la categoría social. Mi
humilde aporte al crecimiento de la sociedad generó mi participación en
programas de TV, diarios, y otros medios de comunicación masiva, pero creo que
el mayor logro es el respeto y buen nombre que percibo en el vivir cotidiano al
tratar con la gente. Me
considero un innovador en todos los trabajos y objetivos que me propongo: fuimos
de los primeros en la construcción de espacios accesibles a todas las personas,
lucho por la defensa de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades, me
intereso y participo activamente en la construcción de un mundo mejor, el cual
creo que estará dado cuando todos podamos encontrar la riqueza en las
diferencias y desde allí trabajar por nuestro destino común: la
realización de todos como seres humanos íntegros.
Creo que la base para
cualquier iniciativa y la fuerza para realizar los sueños radica en el amor. El
amor que puede brindar la familia, el de la pareja y el que se puede alcanzar
individualmente con el servicio al prójimo y con la práctica de disciplinas
espirituales. Una persona es mucho más
que un físico: es espíritu, alma, intelecto, mente, corazón y mucho más.
Identificar a una persona solo con la apariencia física es una limitación muy
grande, por lo que habría que recordar el verdadero significado del término
discapacidad[i].
También tenemos que darnos cuenta que lo esencial es invisible a los ojos. Todo pasa por animarse,
salir y enfrentar la vida con ganas. Encontrar la voluntad interna para
sobreponerse a las propias creencias y al qué dirán y no dejarnos vencer por
las dificultades. Así, con fuerza, intentar siempre ayudar a que los demás
también venzan sus propias barreras. Dios siempre nos acompaña! [i]
El
término “discapacitado” designa al individuo que posee, en más o
menos, una capacidad distinta de la normal. Procura subrayar la diferencia
antes que la inferioridad, como ocurre con los superdotados, que a veces
requieren tratamientos de rehabilitación. |