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ARTICULO PUBLICADO EN LA NACIÓN

SABADO 24 de Julio de 2004

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Sin obstáculos físicos, mentales ni espirituales


http://www.lanacion.com.ar/04/07/24/DS_621269.asp

Un día en la vida de... Ciro Gabriel Avruj

 

Tenía 14 años cuando un accidente le cambió la vida. "Viví un hecho trágico que me revolucionó por completo. Estaba en la ruta, yendo a pescar con un grupo de amigos, cuando de repente chocamos de frente contra un camión. Dos de mis amigos murieron, yo me salvé por milagro, pero el accidente me ocasionó una cuadriplejia por lesión medular. Desde entonces, mi realidad cambió abruptamente", cuenta Ciro Gabriel Avruj, de 31 años, licenciado en Administración, que -a pesar de la silla de ruedas- hace mucho por cambiar el mundo.

"Mi inspiración es la flor de loto, que echa sus raíces en el barro más oscuro, pero sale a la superficie con una gran belleza. Siempre digo que por sobre las nubes más oscuras siempre brilla el sol, que sólo es cuestión de volar alto. Es que la pasé muy mal. Los primeros tres años posteriores al accidente fueron durísimos: internaciones, depresiones, bronca, no querer ni poder salir de la cama, angustia y preguntas sin respuestas. Pero hubo un click. Un día me di cuenta de que mi realidad era la silla de ruedas, pero que podía hacer un millón de cosas. A partir de entonces mi obsesión fue recibirme, capacitarme y dedicar mi vida al tema de la integración, la equiparación de oportunidades y la educación para la paz. Y bueno, acá estoy, sin parar un minuto."

Avruj, que es muy bueno jugando tenis de mesa, que nada, medita y está casado hace un año con Marisa Sánchez, es el creador (junto con su padre, el ingeniero Julio Avruj) del Grupo Sin Barreras. "Se trata de un emprendimiento integral latinoamericano para la apertura de barreras arquitectónicas, urbanísticas y discriminatorias, con la intención de ir disolviendo obstáculos físicos, mentales y espirituales. La empresa se dedica a la construcción, el asesoramiento y la concientización sobre la importancia de crear espacios accesibles a todas las personas."

El edificio en donde vive, sobre la avenida Cabildo, fue hecho por Sin Barreras. "Por eso los ascensores son grandes, los botones están al alcance de todos, al igual que los timbres y las llaves de luz. Hay pasillos amplios, curvas fáciles y, lo más importante, una entrada al edificio pensada tanto para gente que camina como para los que andamos en silla. La idea: no separar, sino integrar."

Incansable, trabaja como voluntario en diferentes ONG relacionadas con temas como la equiparación de oportunidades, el liderazgo inspirado por valores, la apertura de conciencia y educación para la paz, pero también organiza meditaciones grupales (la última fue el viernes 9, frente al Planetario).

"Yo no practico ninguna religión, sólo creo en Dios -sigue Avruj-. He estado a unos metros de Sai Baba, que me clavó una mirada a los ojos que jamás olvidaré y me hizo llorar. Tuve la oportunidad de ver al Santo Padre, recibí la energía del Dalai Lama cuando estuvo en Buenos Aires. Me sucedieron cosas muy fuertes, y todas en el mismo año: 1999. Inmediatamente, después de eso fundé Gema, un grupo formado por jóvenes profesionales con intención de hacer algo para transformar la realidad. Con el tiempo esto se disolvió, pero seguí trabajando en política. Incluso fui candidato a legislador porteño por el Partido para una República de Oportunidades (PRO), una nueva fuerza integrada por gente joven dispuesta a renovar la política. Siempre supe que, desde las organizaciones o la política, quiero ser partícipe de la transformación de este país, que es maravilloso."

Flavia Fernández

Avruj exprés

Cines: "Hay varias salas a las que puedo acceder cómodamente. Pero el problema de muchos cines es que ubicaron el espacio para la persona en silla de ruedas muy adelante o muy atrás. El primer bajón es que uno no ve bien. El segundo, y para mí el más importante, es que uno no va solo. Por lo tanto, ese lugar debería estar al lado de la butaca del acompañante, cosa que no sucede".

Salidas: "Voy a conferencias, meditaciones, cursos, librerías. No soporto quedarme quieto. En cambio, mi mujer sí, es bastante más hogareña".

Sabores: "Me encanta la comida china, así que frecuento el Barrio Chino. También voy a Las Cañitas y a un restaurante vegetariano. Me gusta y necesito comer sano".

Sueño: "Vivir en un país con conciencia, ético, donde todos tengamos la posibilidad de vivir el sueño que queramos".

Felicidad: "El sol y el verde, mi familia, mi mujer. Me encantaría tener hijos, pero hace muy poco que me casé".

La evolución constante

En su oficina hay peces, está la foto de Sai Baba, la de su encuentro con el Papa, otra de su familia. En un rincón, una pecera contiene un hámster (que no le gusta, pero a su mujer sí), gemas, libros y una fuente con agua. "Este es mi mundo. Sé cuando entro, pero nunca cuando salgo. No tengo horarios, trabajo sin parar. Me costó mucho rehabilitarme, por eso ahora no quiero perder tiempo. Siempre digo que la rehabilitación física fue significativa, pero no suficiente. La rehabilitación mental, emocional y espiritual es la más importante y no se termina nunca, está en constante evolución."

 


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