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Declaración Universal del
Derecho a la Paz Paz de los niños en el vientre materno Paz del recién nacido
Paz para que la gente crezca y se
transforme Paz entre hombres y mujeres
Paz entre las religiones Paz sin el uso de violencia de cualquier naturaleza Paz sin hambre y sin miseria Paz sin miedo o inseguridad
Paz con solidaridad y cooperación Que la Paz pueda tener morada en el corazón de los seres humanos a través de una educación que amplíe su conciencia de mundo, despierte para su papel de artífice de la realidad y desarrolle el protagonismo de la vida.
Que la visión que inspira a cada uno sea
construida a partir de un Que cada ciudadano cuide de despertar la paz dentro de sí cultivando esas cualidades y valores con la orientación –cuando fuese necesario- de maestros, instituciones y organismos afines.
Que se prioricen
las prácticas compasivas que generan en lo cotidiano vivencias de paz y unidad
en los niveles individual, social ecológico, planetario y cósmico. Que los gobiernos y sus colaboradores asuman el deber y la responsabilidad de colocar las estructuras que dirigen al servicio de los diferentes aspectos de la paz,
contribuyendo así para la transformación de la Cultura de Guerra en Cultura de
Paz. Que las currículas de las instituciones educativas focalicen la educación hacia una Cultura de Paz y no violencia, promoviendo la paz consigo mismo, con los otros y con la naturaleza
Que se desarrolla una percepción que trascienda las individualidades de cualquier tipo, sea en las personas, instituciones, comunidades y regionalidades, fortaleciendo la conciencia de unidad que permea lo visible y lo no visible.
Que se promuevan formas creativas de integración, en las cuales la riqueza de la razón esté al servicio de la inteligencia del corazón y que conduzcan a una sinergia entre la actual Cultura del Hacer hacia la Cultura del SER.
Que ese espíritu de educación inspire a la justicia y la seguridad pública y que sus colaboradores sean preparados dentro del enfoque educativo y no punitivo.
Que las fuerzas armadas estén al servicio de la comunidad en la construcción de una colectividad pacífica, justa e inclusiva.
Cabe a la sociedad civil y a las organizaciones no gubernamentales incentivar y apoyar los esfuerzos de los gobiernos en el sentido de establecer una Cultura de Paz. Cabe a las Naciones Unidas realizar estudios y planeamientos estratégicos con el fin de incentivar a los gobiernos en la realización de esos objetivos de paz.
Que cada conciencia despierta sea un ejemplo de la
paz que se desea ver florecer en el mundo, conspirando pacíficamente para el
desenvolvimiento de la unidad de toda la humanidad, para la integridad de cada
individuo y la plenitud de todos los seres.
Que se derrumben las fronteras y los límites
internos que separan a los seres humanos de su propia especie y de todos los
demás seres vivos, permitiendo a todos una convivencia fraterna, próspera y
benéfica.
Esta Declaración apoya y refuerza la Declaración Universal de los Derechos Humanos, revoca y anula los abusos perpetrados por la violencia. |